miércoles, 23 de mayo de 2012
Súcubos
Como bien sabemos, la sexualidad ha sido un tema fuertemente prohibido por la Iglesia Católica y cualquier tipo de expresión sexual ha sido considerado como obra del mal, por lo cual no es de extrañar que muchas de las formas más comunes de caer en pecado estén relacionadas con el sexo y los demonios .
Las relaciones sexuales fuera del matrimonio han sido desde la perspectiva católica y a partir de la Edad Media, una de las formas más utilizadas por Satanás y su séquito demoníaco para ganar almas en la dura batalla entre el bien y el mal; para ello existen los súcubos, descendiente directo de los nefilim o ángeles caídos , encargados de tener relaciones sexuales con los humanos.
Los súcubos,son el lado femenino de estos seres malignos. Su nombre proviene del latín succuba que significa estar debajo. Desde la Edad Media, los súcubos son demonios femeninos de gran belleza cuya función principal es la de seducir a los hombres, especialmente a los monjes. Al igual que los íncubos, los súcubos absorben la energía de sus víctimas y los pueden llevar a la muerte.De gran belleza física y extremadamente sensuales, podían presentarse en algunas ocasiones con alas y a menudo desnudas ante su víctima. Era difícil que algún hombre se resistiera ante tal belleza, aunque sus preferidos eran siempre los hombres de fe y aquellos débiles de espíritu; para ello, el súcubo acostumbraba a meterse en los sueños de su víctima y seducirlo, además resultaba casi imposible que un hombre que hubiera tenido contacto con un súcubo se liberara de su influjo. Los súcubos tenían por costumbre recolectar el semen de su víctima y utilizarlo para embarazar a mujeres mortales, dando como resultado la procreación de hijos deformes o propensos a la maldad.
El súcubo más famoso, maligno y mortal de todos los tiempos es Lilith la primera mujer creada por Dios, corrompida por Satanás y amante de los demonios que se establecieron en el Mar Rojo.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario